Purificación Artime García, vecina de 79 años de Avilés, agotó ayer su bote de crema reparadora para después del sol tras más de 33 años de uso. El producto, adquirido en el desaparecido Simago de la calle Los Moros de Gijón, costó en su momento 19 pesetas de la época. Y su compra, no estuvo exenta de cierta polémica con su difunto esposo.
“Yes fata Puri, ¡¿dónde vas con eso muyer!?… ¡no ves que no lo vas a acabar en la vida! Eses fueron les palabres del mi probe Alfonso, que en paz descanse. Pero al final, como siempre, yo tenía razón”.
Así nos lo contaba Purificación con una mezcla entre nostalgia y orgullo. No obstante, a pensar de los largos años de servicio del After Sun, la mujer se lamentaba de que el producto debería haber durado más tiempo. Así hubiera sido de haberse evitado aquel accidente en otoño de 1998.
«Aquel domingu veníen a veme los sobrinos. Así que púseme a cocinar un arroz con leche requemadín que ye con lo que se chupaben los deos. Pero de aquella ya empezaba yo a perder un poco de vista y confundí el bote de crema con el de leche condensada. Aquel día gasté mitad e intoxiqué a los guajes, pero taba tranquila porque sabía que todavía quedaba crema pa muchos años más.»
Y ahora, ante la obligada pregunta de qué va a hacer con el envase vacío, Puri tira de ironía y nos sorprende a todos con su respuesta.
«Son muchos años fíu, y quieras que no, al bote coge-y una cariño. Así que no lu voy a tirar, va quedar aquí conmigo hasta que Dios quiera. Eso sí, ahora como está vacíu, voy meter dentro les cenices del mi Alfonso pa que nunca se olvide: en Asturies hará poco sol pero el After Sun había que compralu. YO TENÍA RAZÓN, AL FINAL… ¡ACABELU!»