Laudelino Antón Strangis era un exitoso conductor de Alsa con un ego enorme y del Betis, pero de la noche a la mañana toda su vida cambia. Laudelino acude a una espicha de unos colegas donde entre risas y huevos cocidos toma la friolera de 3 cajas de sidra en una noche. Vamos, lo que bebe un asturianu medio el fin de semana. Pero Laudelino tenía un talón de Aquiles: su madre era de VALDEVIMBRE, lo que le hacía más sensible a la sidra.
Atrapado en una espiral descendente, Laudelino muta y se transforma en el DOCTOR EXTRAÑO. Según él, ahora es un hechicero supremo encargado de proteger la Tierra de amenazas sobrenaturales. Aunque para abreviar, en su ficha del INEM solo pone “transportista”.
“Mi primera misión ye que la gente me pille el WIFI en el autocar”. A lo que un guaje que pasaba por allí le gritó descojonándose: “Cagon mi madre, yes el DR. Extraño, no Jesucristo. Milagros no haces”.
Según señala Laudelino, su propósito es impedir a otras entidades demoníacas la entrada a nuestra dimensión. Sobre todo, vino de León y champan francés. “Si te pones tontu tiro del OJO DE AGAMOTTO, que ye como lo que tienen el Huca para hacete radografíes. Ahí veote hasta los pliegues del intestino delgado”, nos decía Laude, crecido. Y cuando tú pides el agua en el Carmín, él sube a por ella con su capa de levitación.
También proyecta su espíritu fuera del cuerpo y baila el pericote como los de Murcia. “Eso despista mucho a Dormmamu y ahí es cuando aprovecho pa calza-y una hostia, que a la postre ye la mejor magia que existe”. Para terminar, Laude posee poderes adivinatorios, manipulación mental y de una botella de sidra sacate 8 culinos. Y puede invocar criaturas de otros planos aunque siempre aparece su suegra. Los tres máximos rivales de Laudelino Antón Strangis son Loki, Dormmamu y el CHINO DE LA ESQUINA que le cobra el cartón de leche a dos euros.
ÚLTIMA HORA: A día de hoy, se cree que a Laudelino ya le pasaron los efectos de las 3 cajas de sidra que bebió en la espicha y posiblemente se haya recuperado del colocón que lo hacía creerse el DR. Extraño. Laudelino había sido encontrado en pelota, con los visillos del salón a modo de capa y diciéndole a su cuñada: “mira que magia tengo entre las piernas”. Ahora mismo, internado en el hospital de Oviedo, él insiste que el guantazo que le derribó no fue SU MUJER, sino el Barón Mordo disfrazado de bruja y con rulos.
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