Descubren a un hombre que sobrevivió a la hostia de un asturiano

Un grupo de investigación de la Universidad de Gobiendes, tras más de dos años de exhaustivas pruebas, acaba de confirmar algo insólito para la comunidad científica internacional. El caso del madrileño Rodrigo Alonso García es 100% real. Por increíble que parezca, estamos ante el primer sujeto registrado que sobrevive a la hostia de un asturiano.

En el verano de 2014 Rodrigo entró en un chigre de Cangas de Onís y pidió, con muy malas formas, que le sirvieran una botella de «sidriña». El hostelero asturiano, un hombre de 190 cm con las manos como raquetas de pádel, le sirvió la botella igualmente, tratando de olvidar lo que acababa de escuchar.

Entonces, Rodrigo observó un cartel en la pared del establecimiento que rezaba “TENEMOS EL MEJOR CACHOPO DE ASTURIAS”. Leyó el reclamo en voz alta, y acto seguido exclamó:

“Eso del cachopo es una marranada. Y una moda que pasará rápido como las pulseritas para el reuma. Es 1.000 veces mejor el San Jacobo de toda la vida”

Tras escuchar semejante barbaridad, el hostelero asturiano comenzó a arremangarse el brazo derecho, pero su mujer, salió rápidamente de la cocina para detenerle. Aunque la peor de las ofensas, la que haría sacar el brazo del chigrero a pasear, estaba aún por producirse. Rodrigo, miraba por la ventana y al ver la estatua de Pelayo frente a los jardines de la iglesia, ahí, ni corto ni perezoso, “con sus cojones toreros” afirmaba:

“Menuda tontería tenéis aquí todos con el Pelayo este. Como el Cid Campeador no hubo ninguno, ¿me entiendes? Además… si este no era asturiano ni nada. Era de Cantabria… que me lo dijo mi cuñado que trabaja en la Universidad de Comillas”.

Y precisamente hasta allí, hasta Comillas, llegaron los dientes del madrileño. Pero lo cierto es que, para sorpresa de todos, sobrevivió a la hostia de un asturiano enfurecido. Eso sí, aunque no pereciera del golpe, su morfología, especialmente su cabeza, quedó seriamente deformada. Ahora, Rodrigo come los San Jacobos con pajita, sus ojos son dos canicas de gasolina y solo escucha un 20%… por los orificios nasales.

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