Ya pasó. La tormenta «Ana» se aleja en estos momentos del Principado. Pero sus efectos, desgraciadamente, siguen muy presentes en las poblaciones asturianas… y en nuestra memoria.
Y uno de ellos, sin duda el más trágico y comentado, nos deja una imagen macabra más propia de una película de Quentin Tarantino que de un cuento de navidad. Es la estampa que encabeza este artículo, la del Papá Noel situado en la plaza del Parchís de Gijón, postrado y brutalmente empalado por un lápiz gigante de cuatro metros.
Según testigos presenciales, los vientos del huracán «Ana» de más de 120 kilometros por hora, arrancaron el lápiz de su emplazamiento original: los brazos del Ratón situado en la Plazuela San Miguel. Y como si se tratara de una enorme lanza luminosa, el lápiz surcó el cielo gijonés hasta aterrizar en el pecho del pobre San Nicolás.
Afortunadamente, el incidente ocurría a altas horas de la madrugada, y ningún niño asturiano pudo ver la macabra secuencia. Un amplio dispositivo de seguridad se desplazaba inmediatamente para acordonar la zona. Y en estos momentos, el equipo forense del CSI el Coto y una brigada de operarios de EDP, estudian minuciosamente la escena del crimen.
Aunque todo indica a que únicamente se trata de un desgraciado accidente, la policía aún investiga el suceso y no descarta ninguna de las teorías. Una fuente anonima asegura que el «posible agresor» y la victima habían discutido recientemente en público, y de forma acalorada, por ver quién se quedaba con el emplezamiento más cotizado: la Plaza del Parchís. Según pudo averiguar este medio, el ratón de San Miguel ha pasado la noche en el calabozo y declara en estos momentos, junto a su abogado, en comisaría.