El Descenso del Sella reúne todos los años a decenas de miles de personas atraídas por el ambiente festivo que genera esta famosa competición deportiva. Pero esta edición sucedió algo inaudito y aterrador.
A las 9:13 de la mañana la alarma anti-zombi que el Principado tiene activada en diverses folixes, comenzó a sonar de manera estridente. Y esta vez no se trataba de Manolín el gitano. Esta vez el epicentro de la invasión era el DESCENSO DEL SELLA. La Junta del Principado demostrando una celeridad y pericia poco habitual, reaccionó como solo reaccionaría ella y mandó lo que se manda en cualquier caso de invasión zombi. Un municipal y DOS GUARDIACIVILES.
El intrépido trio se personó en Arriondas y la imagen que allí contemplaron los dejaría marcados para siempre. PAQUITO, el municipal, nos relataba los escalofriantes hechos: “Había gente tambaleándose, moviéndose de manera arrítmica y con los ojos en blanco… eran zombis sin duda”.
Según relataban los guardiaciviles, estos supuestos muertos vivientes avanzaron hacia ellos emitiendo sonidos guturales tales como “sidraaa, cacharrossss…”. Las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado intentaron descartar entonces la invasión zombi. Y llamaron a los productores de THE WALKING DEAD para ver si se trataba del rodaje de un capítulo de la serie. Pero según les aseguraron que la 7º temporada está parada hasta después del verano.
La situación se volvía dramática, puesto que AMBROSIO, uno de los guardiaciviles, sabía que una de sus hijas había acudido a la fiesta. Y mientras sus compañeros recularon, él se armó de valor y penetró entre la supuesta horda zombi, que comenzó a rodearle. Ambrosio los esquivó mientras pudo pero finalmente lo acorralaron. Uno de ellos se le echó encima. Ambrosio sollozaba. Y el supuesto muerto viviente acercó su boca y le dijo: «¿tienes un pitu?”.
Ambrosio entonces lo comprendió todo… ¡eran zombis fumadores! Luego descartó esa primera y estúpida idea y ahora si lo entendió todo. Buscó a su compañero que estaba escondido dentro de una piragua y le contó lo que estaba pasando. “Joder, no son muertos vivientes… ¡tan todos moñaos, Xurde!”
Xurde le contradijo: “No, Ambrosio. ¡Son zombis de verdad! ¡Y aquel se está comiendo a la tu fia!”. Ambrosio, aterrado, miró donde le señalaba su compañero. Y vio a un guaje encima de su hija. Mordiéndola. Pero no se la estaba comiendo. “Que me la monten”, fueron las últimas palabras del guardiacivil Ambrosio, antes de quedar de baja por enfermedad quince dias. Por cierto, se espera que la alarma anti-zombi suene un par de veces mas este fin de semana.