El pasado jueves el murciano Mariano Padilla penetraba en LA FARTURA MORTAL, un conocido chigre de Mieres. Se desconoce por qué andaba tan cerca de Asturias, pero podría tratarse de una migración muy habitual entre gente de su tierra y Sanjenjo. Ya dentro del bar, Mariano pedía “algo de picar”. Y así…
…comenzó el horror.
El camarero sonrió ligeramente, fue a la cocina y sacó “algo de picar”: Fabada, bonito y cabritu con patates… Mariano sudaba y comía. Y mientras, mandaba un whatsapp al grupo de colegas llamado “yo salí vivo de Asturias”. El mensaje, corto y conciso: “¡cómo se pasan aquí!”. El murcianu acabó como pudo aquella orgía de comida y se dispuso a pagar e irse, cuando el camarero le detuvo: “¡Donde vas, gallu! ¡Si esto ye el pinchu! Ahora te saco la comida…”. Y vaya si la sacó: pote, centollos, salpicón de marisco, tres cachopos de cecina… y más fabada. Y más bonito. Y más cabritu. Y oricios. Dos docenes.
Y de postre, callos.
Minutos después de ingerirlo todo, Mariano caía al suelo del restaurante. El murciano, que medía 1,70 y pesaba 69 kg, había alcanzado ahora los 12 metros de largo y 25 toneladas. Testigos presenciales cuentan que empezó a boquear y cerrar los ojinos. “taba inflau como un regodón”, decía Braulio, un paisano de la zona que nos relataba que estos casos de foriatos varados en chigres son muy habituales: “ACABEN COMO LES BALLENES”. Numerosas personas de dentro del chigre se sumaron entonces al intento de rescate de Mariano. En concreto dos. “Ye que no íbamos a dejar a medies la película de vaqueros de la TPA”, comentaron varios paisanos.
Pasaban las horas y Mariano seguía encallado en el bar a pesar de los bomberos, que había hecho acto de presencia en la zona e intentaban moverlo. Y no estaban solos, ya que varios turistas también se lanzaron a ayudar. “Venga, hostia… que esto nos puede pasar también a nosotros, ¡solidaridad!”, gritaban tres sevillanos mientras lo empujaban. Pero ni remolcándolo con cuerdas consiguieron separar a Mariano del suelo.
Fueron horas de desconcierto y terror. Terror porque el murciano había bloqueado la barra y la gente no llegaba a ella. Y como era imposible rodearle, directamente lo saltaban. Eso sí, con una catapulta que previamente habían construido. Bomberos y turistas seguían trabajando intensamente para evitar el colapso del murciano, empapándolo con agua y trapos mojados. “Echai sidra, a ver si por lo menos canta”, gritaba uno de los que estaba viendo la película del oeste y no hacía nada.
Finalmente aparecieron los de Green Peace. Y como son gente acostumbrada a estas situaciones, ni le echaron agua ni intentaron remolcarle con un tráiler. Ellos lo vieron claro. Simplemente se acercaron a Mariano con un papelito. Era la factura de lo que tenía que pagar. Mariano salió por piernas y aún está en busca y captura.
Si alguien lo localiza, que llame a La Fartura Mortal. Es un hombre con forma de ballena. Gracias.