Ir a tomar sidra puede conllevar un riesgo mayor que quitarle la novia a Van Damme. Y no solo por las consecuencias que tiene la ingesta de bebidas alcohólicas, sino porque ahora la Justicia considera que beber sidra es una actividad que trae implícitos ciertos riesgos.
Y es que la Audiencia Provincial acaba de desestimar el recurso presentado por el cliente de una sidrería en Laviana que reclamaba una indemnización al chigreru. El hombre, nacido en Llanes pero de familia catalana, regresaba del baño cuando sufrió varios insultos por los que precisó asistencia sanitaria. “Antes de cagar hay que pagar”, le espetó el chigreru, que pensaba que el cliente se había escaqueado sin abonar la consumición. En ese precio instante Diego Clos, ofendido al ver que dudaban de su honradez, se enzarzó en una discusión con el hostelero. “Mindundi”, “cuerpo escombro” y “me cagon tu madre que te abraso” fueron algunas de las lindezas que allí se escucharon. El rifirrafe terminó con una tormenta de hostias a mano abierta en las que perdió evidentemente aquel cuyo árbol genealógico no era 100% asturiano, o sea, Diego Clos. Ahora este llanisco reclama una indemnización de 6.000 euros. Diego, gallu… haber estudiao.
¿Y que ha dicho la ley? Pues que «no es en absoluto imprevisible que sucedan estas cosas. Esto ye Asturies, no Benidorm», apunta el tribunal, que abunda en que «un bofetón no se considera agresión si se utiliza pa curar la tontería”. La Audiencia Provincial confirma de esta forma la sentencia del juzgado número 1, que ya había desestimado la demanda. La nueva resolución respalda el hacer del propietario de la sidrería: «Es cierto que el demandado reconoció bofetón e insultos, afirmando que “poco i-dí pa lo que merecía” pero estas situaciones en chigres astures son admitidas e incluso deseables”, señala el tribunal.
La demanda, concluye, «no puede prosperar puesto que además el bofetón no ha quedado debidamente acreditado. Los testigos negaron la existencia de la hostia y hablaron de “caricia efusiva”. Incluso el amigo asturiano que acompañaba a Diego el día de autos declaró que: “llevó una pero merecía dos. Iba provocando”. La polémica está servida.