Eso es lo que hizo este pasado domingo el programa Liarla Pardo, dirigido por Cristina Pardo, que envió una reportera a diferentes zona asturianas para tratar de identificar y señalar a aquellas personas a las que no les gustara la sidra.
Una reportera del magacín señalaba que «parece misión imposible dar con alguien así, solo faltaba que encima estuvieran bebiendo vino cazurrón». Para encontrarlos, entrevistó a unos cuantos chigreros con sidrería. Uno de ellos se refería así sobre los asturianos que no beben sidra: «Yo no los voy a respetar. Lo siento, pero no los voy a respetar», «están camuflados, pero la gente los conoce».
«Aquí podría vivir un asturiano al que no le gusta la sidra», dice en un momento del reportaje la periodista de La Sexta señalando una casa. Previamente, afirma orgullosa haber conseguido que los vecinos le proporcionen una dirección, mientras en segundo plano se escucha la voz de una vecina dando las últimas indicaciones: «Allí, donde están aquellos guajes». Las cámaras enfocan la casa, la calle y un coche. El vecino se limita a decir: «Eso se queda en el pueblo». La reportera insiste: «Hemos visto qué personas no beben sidra». «Eso se queda entre nosotros. Lo siento mucho», responde el ciudadano.
«¿Por qué no quieren hablar? ¿Temen sufrir represalias?», se pregunta, acto seguido, la periodista, quien después interpela a otra vecina: «¿Usted bebe sidra?». La ciudadana responde atemorizada: «No lo sé».
Los chigreros y llagareros de Asturias ya habrían empezado a buscar a esas personas que prefieren el vino a la sidra. La Sexta ha tratado de facilitarles el trabajo con este reportaje, en el que se les ha tratado como si fueran delincuentes peligrosos a los que resulta necesario tener controlados. Y ES QUE ESO SON REALMENTE.
El PLDVC (Partido leonés por la defensa del vino castellano) reaccionó tras la emisión del programa, asegurando en Twitter que el citado reportaje «es lo más repugnante que un canal de tv ha hecho en España. La Sexta sobrepasa todos los límites democráticos y los códigos deontológicos del periodismo y serán responsables de lo que pueda ocurrir».