Los datos son demoledores: Según la OCU, en estas fechas el marisco es uno de los alimentos más falsificados también en Asturias. Y este fue el caso de una señora de Mieres a la que le dieron gato por libre. Y QUISQUILLA POR GAMBÓN.
Los detenidos por la policía son dos pescaderos, de edades comprendidas entre los 28 y los 90 años y naturales de Tianjin, ciudad del sur de China. La investigación se inició a raíz de la denuncia de Marisa, vecina de Mieres, quien explicó que había comprado 3 kilos de gambón en una pescadería regentada por dependientes asiáticos. Cuando la señora se puso a examinar el material se encontró la desagradable sorpresa: “Pa pelarlos necesitaba un microscopio” dijo, con gran sentido del humor.
Rápidamente se dirigió a los pescaderos chinos pidiendo explicaciones por el escaso tamaño del marisco adquirido. Ambos alegaron que aquello ERA GAMBÓN 100% garantizado, pero que el problema es que no estaba en temporada. “A mi extrañome porque los de la vecina parecíen mihuras, había que torealos con la servilleta”.
Marisa pidió también 500 gramos de angulas pero el material seguía sin convencerle. Según sus palabras, era peculiarmente extraño: “Igual era yo que ya estaba mosca, ¡pero parecían espaguetis con los ojos pintados!”. Y de hecho esa fue la excusa que le soltó uno de los pescaderos, que lo que pasaba es que ella estaba “escamada”… lo que era normal al hallarse en una pescadería.
Finalmente los pescaderos acabaron acusándola de xenófoba, puesto que en un momento de la reyerta ella sugirió que aquello era un “ENGAÑO CHINO”. Según los pescadores asiáticos algo similar le había sucedido a un primo suyo que había abierto un restaurante en el centro de Oviedo y también había sido víctima de ataques racistas por el “simple” hecho de no escanciar la sidra en el local.
Los detenidos, tras pasar a disposición judicial, han quedado en libertad con cargos. El primo de la sidrería sigue en prisión. Marisa lo tiene claro: “Para la próxima, compro marisco del Cantábrico y en una pescadería asturiana. Voy a pedir hasta que sepa cantar tonada”. No cabe duda que esta vecina de Mieres puede haberse quedado sin gambón… pero el sentido del humor no hay quien se lo quite.