“Vuelvooo, a casa vueeelvo, por Navidaaad”. Esas fueron las emocionadas palabras de Lalo Marqués, panadero del LIDL, a su mujer. Era más de un mes sin saber de él desde finales de Noviembre cuando había acudido a la cena de empresa anual del LIDL.
Pero lo cierto es que pasó un tiempo hasta que la mujer se percató de la falta del marido: “No, si yo también llegue ayer. Estuve en la cena de empresa de Seresco”. Empezaron entonces a aparecer informaciones sobre el supermercado que hacían presagiar lo peor: el carnicero del LIDL apareció a los 15 días dando abrazos, la cajera a las 3 semanas cantando copla, el reponedor de yogures al mes y con un tatuaje en el pecho que ponía “amor de madre”. Ahí la mujer de Lalo empezó a sospechar: “Le había vendido toda la ropa por Wallapop pero entendí que igual me había apresurado”.
Y era cierto, porque Lalo apareció. Justo a las 5 semanas, dando tumbos y con el bolso lleno de descuentos de un night club. Pero lo más llamativo fue la nariz de payaso y cuernos de reno que llevaba puestos. Lalo, al ver a su mujer mosqueada y portando una escoba, comenzó a cantar todo tipo de villancicos y acto seguido entraron por la puerta los tres niños del vecino pidiendo el aguinaldo.
Sin embargo, la treta no funcionó. Valeria le arrancó de un escobazo la nariz de payaso y los niños salieron corriendo de la casa al grito de “pa habernos matao”. Pero lo más doloroso fue cuando Valeria le soltó a Lalo: “los cuernos déjalos puestos”. Él entre sollozos dijo: “¿por el espíritu de la Navidad?” a lo que ella replicó: “no. Por el espíritu del butanero, que está debajo de la cama”.
Felices fiestas.