Memorias de un asturianu en Madrid

QUERIDA FAMILIA:

De sobra sabéis que me tuve que ir de la tierrina muy a pesar mío. Dicen los políticos que nos tocó sufrir, que en Asturies hay mucho trabajo. Debe ser que está escondido porque yo no lo encuentro. Cerraronme la mina y el único que atopé estos dos últimos años fue de reponedor del Pryca, que curraba 10 horas y me pagaban 5. Encima el jefe deciame que tenía que dar les gracies y cuando le di una hostia me echaron. Ya sabes que los genes de La Cuenca no me abandonan: mala hostia y rebeldía. Eso y una gana chumar sidra que veo una botella y no es que la beba, es que la absorbo.

El viaje en Alsa hacia Madrid no estuvo mal, pero tocome al lado una cazurra muy intolerante que se molestó porque me puse a escanciar. Manda güevos, ¡donde vamos a llegar! ¡¡Decía que la salpicaba!! Señora: dizse “chiscar”, coño. Ah, y el WIFI como el trabajo. Dicen que existe pero yo no lu vi en tol camin. Aunque un paisano detrás mío jura que durante una décima de segundo pillolo. El probe taba tan emocionau que saltó del autocar en marcha.

Pero mi primer susto fue a la salida del Negrón. En cuestión de segundos todo se volvió luz. Y no te lo vas a creer pero el cielo era… ¡¡azul y sin nubes!! De verdad que no te miento ni estoy borracho (bueno, un poco sí). Además había un cosa redonda que brillaba muchísimo. Un andaluz me dijo que se llamaba SOL. Todos los foriatos que iben en el Alsa empezaron entonces a aplaudir y a cantar excepto los asturianos. Los asturianos tragábamos saliva y casi no podíamos respirar, porque esa bolona infernal quemaba. Incluso te cambia la piel de color. Según el andaluz llamase “ponerse moreno”.

A partir de ahí el viaje fue horrible, todo era praos amarillos sin hierba. No había árboles ni montañas. Ni playas. Solo esa bolona quemándome la piel que iba mutando. Aunque al lado del andaluz parezco suecu. Por cierto, me regaló una cosa que se llama VISERA. Da sombra. Yo le regalé un paraguas. En Andalucía lo llaman sombrilla.

Ya a mitad de camino nos detuvimos en una especie de chigre. Pero no se llamaba chigre. Lo cual ya es raro de por sí, no me jodas. Llamábase “TABERNA”. Nada más entrar, el camarero empezó a hablame con una cosa que ellos denominan “tiempos compuestos”. Que básicamente es lo que nosotros decimos con una palabra, ellos lo dicen con el doble. Por ejemplo, el chigreru dijo: ¿“Cuántos habéis venido?” en lugar de: “¿Cuántos vinisteis?” Y todo así. Palabres gasten muches… ¡pero a la hora de pagar les copes nun sacaba ninguno la manu del bolsu! Aunque espera. Que ahora vien lo gordo.

Pedí una caja sidra (taba tovía con el disgusto de marchar de Asturies) y dizme el taberneru que no tienen. En su lugar ponenme un vinón que ni siquiera era de CANGAS. Entos pido cachopo y contestame que solo hay quesu y panceta. Que en su taberna no se piden mierdas. Creo que a partir de ahora el que va a pedir algo ye él, pero cita pa el dentista. Porque solte-y una hostia que les mueles bailaben flamenco. Y el andaluz sacó la guitarra.

Luego cogí la botella de vino y empecé a escanciala. Y obligue a todos los paisanos a cantar tonada. Hubo uno que se resistió pero convencilu enseguida. Garrelu por el gañote y a poco que apreté, aquel paisano canturreaba que parecía El Presi. Claro, ahí ya me vine arriba, apreté un poco más y dije-y: “¡Ahora Tino Casal!” Mira… ¡si lu ves bailar la de ELOISE! ¡La virgen!

Taba pasándolo tan bien que solté en medio del bar: “¡TATOPAGO!”. El andaluz preguntome si eso era un dialecto africano. Cuando les dije que significaba que yo pagaba lo de todos, empezaron a aplaudir y vitoreame. El chigreru pusose a cantar la de la PLANTA 14 de Víctor Manuel y todos nos agarramos de les manes, ¡la de dios!

Ahora seguimos viaje pa Madrid. Me dice el andaluz que allí hay muchos asturianos. Yo seré uno más. Aunque pueden obligarme a emigrar, pero no pueden obligarme a dejar de sentir. Pueden echarnos a todos de Asturies, pero Asturies no desaparecerá. Porque Asturies va dentro de mí, Asturies va en mi corazón. Y mientras mi corazón lata y tenga vida, Asturies latirá. ASTURIES VIVIRÁ.

Ya os escribo en otro ratín. Por cierto, que se preparen los madrileños… ¡En cuanto se descuiden cambio el oso y el madroño por felechos y UROGALLOS jojojo!

(CONTINUARÁ)

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