Ayer dejonos un grande. Un pasianu de los que ya no queden. Un asturianu universal de pura cepa. Porque dicen en les noticies que Bud era italianu, pero nosotros sabemos que eso ye mentira. Eso inventolo un representante que tuvo, porque de aquella estaba de moda el cine italianu.
Nosotros sabemos muy bien que Bud, Carlones Arbesú pa los amigos, era natural de Sama. Allí en la cuenca aprendió y perfeccionó el noble arte de la hostia a mano abierta. Y allí, y en toda Asturies, muchos lloren hoy su perdida. Pero nosotros no, nosotros no estamos tristes. Porque nosotros sabemos que en el cielo Bud estará como Dios. Y ye que incluso allí arriba hay más de uno, y más de dos, que tan pidiendo a gritos una buena hostia de les que solo él sabía dar.
¡Qué coño! Puede que Bud vuelva el día menos pensáo. Porque ayer mismu, al encontrase con San Pedro, nosotros imaginamos una escena más o menos así:
– Buenos días señor Spencer, ya verá qué bien está usted ahora entre nosotros. Lo único que…
– ¿Qué ye lo que pasa? ¿¡No me digas que no hay sidra y cachopos!? ¡¡¡Que te abraso, eh!!!
– No, no es eso. Es que verá… aquí en el cielo tenemos nuestra normas. Somos gente civilizada, y cuando no estamos de acuerdo en algo, arreglamos las cosas dialogando.
– ¿¡¡¡Dialoqué!!!? Mira gallu… ¡¡voy date una hostia que vamos resucitar los dos!! ¡¡¡Tú de la hostia y yo de la onda expansiva!!!
GRANDE BUD SPENCER. DAH (Descase a hosties).