Muere Chiquito, nace E N O R M E de la Calzada.

Llegó el día que muchos estábamos temiendo. Llegó el momento de despedir al gran MAESTRO.

Muchos artistas, y Chiquito era un ARTISTA con mayúsculas, reciben un mayor reconocimiento tras su muerte que en vida. Pero don Gregorio, ya era tan admirado y querido que resulta difícil imaginar qué pasará con su “genio y figura” durante los próximos días. Porque Chiquito no era chiquito. Chiquito era enorme, era un gigante, era planetario, era sideral… era un “TORPEDO” de la comedia, que entró en nuestras vidas, pasadas sus 60 primaveras, e hizo saltar todo por los aires.

Los que intentamos hacer humor utilizamos frecuentemente los tópicos. Pero Chiquito, sin pretenderlo, se reía de todos ellos. Y por el camino, nos hacía partirnos de risa también a los demás. Porque Chiquito era único y, aunque muchos lo intentaron, inimitable.

Sus chistes, sus palabras, sus bailes, inclusos sus sonidos… escapaban a nuestra comprensión terrenal. Pero, de algún modo, conectaban instantáneamente con nosotros: sus chistes eran virales antes de que internet dominara nuestras vidas. Por eso, la deuda que hoy a muchos nos deja Chiquito es tan grande, que ni todas las calles o premios del mundo podrían hacerle justicia.

Chiquito era un ÍDOLO para varias generaciones, entre las que nos incluimos. Pero un ídolo de los de verdad, tan brillante como humilde. Porque sí, tuvimos el inmenso placer de conocerle. Y en persona, era ese señor tan entrañable que salía por la pantalla. Fuera del escenario, si le pedías un chiste, te lo volvía a contar con la misma gracia.

Si existe un tópico sobre el humor es el de que los andaluces son graciosos. Pero Chiquito, como genio que era, se escapaba también a ese tópico. Porque Chiquito no era malagueño, no era andaluz, Chiquito era de otra galaxia, de otra dimensión. Y allí, en esa galaxia lejana, seguro que seguirá haciendo reír a todos a carcajadas. Allí, que suerte tienen esos pecadores, podrán disfrutar hoy al más grande, al MAESTRO en vivo y en directo. Pero nosotros, pobres mortales, tendremos que conformarnos con recordar a la leyenda. Una leyenda que deja un vacío, y no precisamente chiquito… E N O R M E. Porque no se puede ser más GRANDE que Chiquito. D.E.P. MAESTRO.

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