Pierde el bote de Pasa Palabra por comer una fabada.

Julio Sánchez Cuadrado, natural de Ciudad Real, protagonizaba ayer uno de los capítulos más negros del famoso concurso de Telecinco.

El profesor universitario, que afrontaba su programa número 100, estaba dispuesto a llevarse el histórico bote que acumulaba más de 2 millones de euros. Como él mismo había confesado en directo, ya pudo ganar el premio en varias ocasiones, pero prefirió esperar a que el bote creciera para hacerlo por todo lo alto.

Pero ayer, el privilegiado cerebro de Julio, no calculó bien una importante variable: la de la digestión del cuerpo humano después de comer un buen plato de fabada asturiana.

Julio se enfrentaba a Miguel Iglesias Fidalgo, un estudiante de Avilés, que no opuso demasiada resistencia durante el programa. Pero antes de jugar la prueba final, “el rosco”, ambos contendientes hacían una pausa en la grabación del concurso para comer. Fue entonces cuando Miguel, con gran deportividad, le ofrecía a Julio un tupper de fabada que le había mandado su madre. Tupper que Julio aceptaba de buen grado, y se apuraba a comer, chupandose los dedos, hasta instantes antes de continuar con la grabación del programa.

Un plato, que a la postre, resultaba ser demasiado contundente para ganar el bote del programa. El favorito no pasó de la letra “B” y, ante el asombro de todos, quedaba eliminado del concurso. Miguel, el inesperado ganador, se declaraba incrédulo tras el programa y contaba:

No entendíamos lo que-y pasaba… el probe quedó como tontu. Cristian decía… “con la “B”… ciudad española olímpica en 1992.

Era muy fácil… ¡sabíala hasta yo, coño! Pero el hombre quedó mudu… tragaba saliva, sudaba… tartamudeaba… y solo llegaba a decir: “bbbb… bbbbii… biicaaar…bonaaato”.

Según pudo averiguar este medio, el concursante, tras una siesta de cinco horas y media, ya se encuentra totalmente recuperado. Recientemente escribía en su cuenta de facebook:

La verdad, fue una pena perder el premio. Pero oye, la fabada aquella… ¡estaba de muerte! Y eso, para uno de Ciudad Real… ¡no hay dinero que lo pague!

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