Langreo, 17:33 de la tarde. Juan Carlos, registrador de la propiedad de 58 años, entra en “Casa Pepín” para tomar un café y leer El Marca. El chigrero, reconoce inmediatamente su cara, y sin mediar media palabra, le calza un sonoro bofetón a mano abierta que le rompe las gafas y le deja las orejas temblando.
Esta, que podría ser una escena habitual en cualquier establecimiento asturiano, no lo es en realidad. Porque agresor y víctima no tenían ninguna disputa previa en su vida personal. Sencillamente, alguien había tenido un detalle, alguien había dejado una «HOSTIA PENDIENTE”.
Así funciona este fenómeno solidario que acaba de surgir, de forma espontánea, en un pequeño chigre de Ciaño (Langreo). Y en Al Platu Vendrás, nos hemos acercado hasta allí, para conocer un poco más sobre esta preciosa iniciativa.
“Pepín, cóbrame el vino y apúntame un par de hosties pa quién les necesite”.
Así se despide Falo, uno de los parroquianos habituales. A continuación, Pepe, visiblemente emocionado, despide a su cliente y nos explica:
“Ye increíble lo solidaria que ye la xente a la hora de ofrecer hosties. Una vez entró en el chigre un concejal de la capital y salió con la cara como el muñecu del futbolín. Como venga un día un ministro, ¡voy tener que contratar a tres o cuatro guajes pa dar abastu repartiendo les hosties!”.
No es fácil de describir la energía que flota en «Casa Pepín». Aquí, se respiran compañerismo, solidaridad, mala y buena “hostia” a partes iguales. Sin duda, algunos de los ingredientes necesarios para hacer de este mundo un lugar mejor.
Pagamos las consumiciones y salimos del establecimiento con una amplia sonrisa y cargados de esperanza. Pero antes, como no podía ser de otro modo, dejamos un par de hostias pendientes. ¡Seguro que alguien las necesita!
(Foto: Ignacio Pulido. http://ignaciopulidofotografia.blogspot.com.es/)