Un madrileño cruza el Negrón y llama a su familia para despedirse

“¡Marísa! ¡Tu madre es una gorda!” Esas fueron las emotivas palabras de Alberto Chotis nada más cruzar el túnel del Negrón. Porque cuando vas a morir no tienes miedo a nada. Y es que el madrileño venia de tierras castellanas con sol, manga corta y escuchando DESPACITO. Pero cuando salió del Negrón llovía, tuvo que poner anorak y en la radio empezó a sonar Carmina Burana. Detrás, en una jaula, Alberto viajaba con su mascota: un loro llamado Jacinto. Pero después de pasar el Negrón, había pasado algo insólito: el loro estaba disecado.

Y es que Alberto había escuchado hablar a sus abuelos de una región llamada ASTURIAS en la que llovía en invierno. En otoño. En primavera. En verano. También hacia sol, granizaba y estaba nublado. Pero podía ser el mismo día, incluso la misma hora. ¡Pero es que aquello en vez de Asturias parecía Mordor! Y cuando se le acercó un yonki roxu de Mieres pidiendo tabaco pensó que era Lególas. Pero es que aquello no podía ser Asturias, ¡aquello era Gotham! Y cuando se le acerco una monja fea de Sotrondio, Alberto pensó que era Batman.

Ante aquella situación límite provocada por la climatología, el madrileño solo pudo hacer lo que cualquier ser humano hubiera hecho en esas circunstancias de miedo y locura: comerse a JACINTO. Toda provisión era poco, que les pregunten a los de Viven. Luego se construyó un iglú con la escarcha del parabrisas, sacó la licencia de hostelería y ahora vende sidra a dolor. También pone pinchos de loro. Alberto lo peta y vive de la hostelería en la tierrina. O sea, como todos los asturianos dentro de 10 años.

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