Un “mecagon mi madre” provoca un tiroteo en Laviana con cinco heridos, entre ellos un jabalí.

La discusión sobre quién dijo “mecagon mi madre” fue el origen de un tiroteo entre miembros de dos familias gitanas en la localidad de LAVIANA, que se saldó con cuatro heridos, dos detenidos y un jabalí a la pata coja.

La trifulca, que tuvo lugar la medianoche del sábado, movilizó a 20 policías nacionales y dos operarios del SEPRONA puesto que el jabalí pertenece a otra jurisdicción que no pueden controlar los agentes y fuerzas de Seguridad del Estado.

Al parecer, todo comenzó porque a uno de los jóvenes se le escapó un “mecagon mi madre, chacho…” al ver a un gitano amigo. Pero este gitano no se lo tomó a bien por lo que sacó una pistola de su chaqueta mientras gritaba otro “¡mecagon mi madre!” en un tono más elevado. Parece ser que la pistola era de juguete, pero el gitano que había dicho “mecagon mi madre…” la primera vez se sintió amenazado y volvió a proferir un nuevo “¡¡mecagon mi madre!!”, más fuerte que el segundo y acto seguido sacó también una pistola.

Comenzó entonces un tiroteo entre todas las personas allí presentes a la vez que emitían “mecagon mi madres” a mansalva. Ambos grupos habían protagonizado ya otros tiroteos en el pasado pero la cosa pasó a mayores cuando uno del primer clan dijo: “¡¡¡¡mecagon mi vida!!!!”. Ahí los vecinos de Laviana comprendieron que esta vez iba en serio. Así, lo que comenzó como una riña sin importancia fue adquiriendo tintes cada vez más violentos.

Como resultado de este intercambio de disparos en hubo cuatro heridos, uno de ellos con una uña rota. Aquí es donde entra en juego Rodolfo, un jabalí muy querido en este municipio de La Cuenca por estar domesticado y ser uno más en la ciudad. Rodolfo fue criado con una camada de perros y su comportamiento es muy similar a la de un can, con la diferencia que no ladra ni puede mover el rabo.

El pobre jabalí quiso meterse por medio a separar y se llevó un balazo en unas de las patas traseras. El animal yacía en el suelo malherido lo que sirvió para detener el tiroteo. El que primero había dicho “mecagon mi madre…” al ver a Rodolfo tumbado exclamó un: “Esto ya no. Que nos matemos nosotros vale, pero un pobre animal no…” El que había dicho el segundo “¡mecagon mi madre!” estuvo de acuerdo en decretar un alto el fuego. Ahora el pronóstico de Rodolfo es reservado y puede terminar en silla de ruedas.

Una vez más se abre el debate de si tirotearse en plena calle aunque sea una tradición milenaria que se lleva celebrando desde hace años, puede consentirse si como resultado un pobre jabalí puede perder su pata. La polémica, tristemente, continúa.

Compartir