El ex-presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, sorprendía a todos el pasado lunes, con su escapada a Bélgica tras la proclamación de la independencia catalana. El líder del proceso separatista comparecía en Bruselas ante los medios de todo el mundo, para pedir asilo político y visibilidad internacional.
Desgraciadamente para él, hasta la fecha, ni dicho país ni ningún otro han reconocido aún a la República Independiente Catalana. Pero la suerte de Puigdemont podría estar a punto de cambiar, gracias a los Jardón, una familia de Lugones (Siero).
Falo Jardón Morán, el padre de familia, era picador de Hunosa. Hoy, echa una mano en el gimnasio de artes marciales en el que trabaja toda la familia. Y sus palabras, al contrario de lo que puede indicar su aspecto rudo, están llenas de solidaridad y comprensión:
¿No quier dialogo?… ¡pues que venga! Que venga pa Lugones que vamos explica-y una cosina. Vamos hablar largo y tendido, ¿¡oiste!? Pero sin palabres ni nada.
Según ha podido saber este medio, en el gimnasio de los Jardón se imparte una antigua técnica de meditación tibetana, con la que se alcanza la paz y la armonía sin el uso de la palabra. Únicamente se utilizan la expresión del cuerpo y las extremidades, ya sean pies o manos, con el puño cerrado o a mano abierta. Marisa, la matriarca de la casa, se mostraba igualmente comprensiva con el problema y nos contaba un ejemplo del pasado.
¿¡Qué España vos roba!? ¿¡Cómo ye, ho!? Ven artista, ven que te lo explico yo… ¡Voy a contate lo que me robaron en el bancu cuando les preferentes! Pero oye, vino pol gimnasio el director de la sucursal… ¡y enseguida se arregló todo!
Parece ser que la sabiduría y el método de los Jardón, tiene una larga lista de éxitos en la mediación de todo tipo de conflictos. ¿Será esta la solución para el problema catalán que España necesita? Aún es pronto para saberlo. Por el momento, Puigdemont aún no ha aceptado la oferta de asilo político asturiana. Pero durante las próximas horas, Falo no descarta cambiar de estrategia, tal como indican sus últimas declaraciones:
¡Como tenga que ir yo vas mancate gallu!